Del 2 al 17 de septiembre, Perpiñán acoge por trigésima quinta vez el Visa pour l’image, el certamen de fotografía más importante de Europa.
Si todavía estuviéramos en la época analógica, podríamos decir que Perpiñán, en septiembre, huele a revelador y a fijador. La asepsia del mundo digital hace que ahora no se huela a nada en especial, pero la atmósfera que se respira es la de los reporteros que viajan por el mundo y nos enseñan realidades, a menudo lejanas, pero que existen. Por las tardes, las terrazas de la ciudad se llenan de personas que hablan de Ucrania, del cambio climático, de la importancia de la imagen. Un oasis de reflexiones alejado de las prisas y la superficialidad del tiempo que vivimos.
Cómo dice el alma del Visa, Jean-François Leroy: «La fotografía tiene un nuevo sepulturero: las inteligencias artificiales generativas. Las imágenes falsas ultra realistas que han inundado las redes sociales, quieren dar la puñalada definitiva al fotoperiodismo. Antes fue la digitalización, los smartphones y las herramientas de retoque, que mataron a muchas agencias en favor de los bancos de imágenes y de los stocks de fotos por suscripción. Son los mismos que ahora están debilitados por la irrupción de la IA generativa. Pero el fotoperiodismo todavía está aquí. Lo que nos une en Perpiñán es la voluntad de ver el mundo, de ver la verdad. La proliferación de los contenidos potencialmente falsos hace que sea todavía más indispensable la información veraz y auténtica.»
Antiguos y lúgubres conventos, hospitales y edificios son el marco austero que alberga decenas de exposiciones que nos explican historias, a menudo tristes pero reales, que el fotoperiodismo comprometido y combativo de estos reporteros nos enseñan para dar un puñetazo a conciencias adormiladas y conformistas.
Lejos de las fake news, de los streamers, de los youtubers, de la felicidad impostada y azucarada de las redes sociales, la visita al Visa pour l’image es casi una obligación para quienes quieren saber qué pasa en el mundo y todavía tienen la voluntad de dejar un mundo mejor a las próximas generaciones.