Miembro de una reconocida saga de historiadores leridanos (Josep, el abuelo; y Manuel, el padre), Mariona Lladonosa Latorre (Lleida, 1984) pareció rehuir la disciplina y la ciudad familiares licenciándose en Ciencias Políticas (UAB, 2006), cursando un posgrado de Ciudadanía e Inmigración (UPF, 2007) y doctorándose en Sociología (UdL, 2018). Con todo, su investigación se ha acabado decantando hacia la sociología de la historia y ha vuelto a la capital del Segrià como profesora lectora y coordinadora del Máster Interuniversitario en Políticas Sociales y Acción Comunitaria (UdL & IGOP-UAB). Intelectual comprometida políticamente, forma parte del Centro de Estudios por la Unidad Popular, del Instituto Soberanías y la Escuela de Formación Guillem Agulló.

 

El apellido Lladonosa

Lleida es una ciudad mediana que conserva las dinámicas locales y, por lo tanto, el apellido –poco o mucho— se hace presente. A mí no me molesta, pero sí que haber estudiado en Barcelona y haber hecho parte de mi vida académica lejos de aquí, ha hecho que me pesara mucho menos. Después, a pesar de que me he acabado aproximando a la historia, mi trayectoria ha tenido más diferencias que similitudes con la seguida por el abuelo o por el padre. En el caso del abuelo, estamos hablando de una persona surgida de las clases más populares, criada en hospicio porque el padre murió y la madre cocinera no se podía hacer cargo de él, autodidacta en el estudio histórico. Y mi padre, él ya era un historiador consolidado, referencial dentro de la Universitat de Lleida, con una trayectoria no condicionada por la precariedad y las dificultades en la consolidación laboral de mi generación.

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